A la vuelta los plácidos 18 km de bajada se convirtieron en subida, lo que nos obligó a armarnos de paciencia, poner un desarollo corto, comer fruta y beber agua en abundancia para contrarestar el calor y el esfuerzo. El túnel del equinocio es impresionante, tanto por su longitud (2,3 km), como por su falta de iluminación y espectacular función de aire acondicionado. Suerte que no nos encontramos con ningún tractor, de los que cruzan camino a los campos de labranza.
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